
¿Qué es KVM y para qué se usa?
KVM es uno de los tantos sistemas que existen para virtualizar en Linux. Una de las formas de conocerlo técnicamente, es compararlo contra su competencia.. XEN.
KVM es un módulo más del Kernel de Linux y no algo a parte como lo es XEN. Al ser parte del Kernel, soporta otros módulos, lo podemos cargar y descargar en tiempo de ejecución, viene por defecto del Kernel.
Además, soporta diferentes arquitecturas (eclabilidad), soporta diferentes procesadores y tiene un buen gestionamiento de la memoria.
Frente a XEN, esta gestión de memoria es una gran ventaja, ya que permite compartir páginas de memoria, lo que lo vuelve un poco más barato.
Otra ventaja poco relevante es que al estar acoplado al Kernel, puede utilizarle funciones, lo que hace que esté hecho con mucho menos lineas de código.
Instalación
Para instalarlo, debemos saber si nuestro procesador lo soporta. Para ello, utilizaremos los siguientes comandos:
$ cat /proc/cpuinfo | grep vmx # para CPUs Intel
$ cat /proc/cpuinfo | grep svm # para CPUs AMD
En caso de que no devuelva nada, es porque lamentablemente nuestro procesador no lo soporta. En caso de que si, instalamos los siguientes paquetes
$ sudo apt-get install kvm libvirt-bin ubuntu-vm-builder bridge-utils
e incluimos el usuario en el grupo de KVM
$ sudo adduser $USER kvm
Una vez realizado todos estos pasos tendremos que reiniciar la sesión, Una vez hecho esto, tendremos una nueva entrada en nuestro menú Aplicaciones/Herramientas del Sistema/Administrador de Máquina Virtual y desde aquí podremos crear maquinas virtuales
Creación de una máquina virtual
Una vez abierto el Administrador de Máquina Virtual tendremos que crear una conexión, y lo único que tenemos que seleccionar es QEMU como hipervisor y Local como conexión. Tras seleccionar la nueva entrada creada nos aparecerá activo el botón Nuevo, Una vez presionado, podremos crear la maquina virtual.
Podemos elegir visor, ya sea KVM o QEMU y la instalación del sistema operativo la podemos llevar a cabo mediante una imagen ISO, un CD o a través de la red. El resto de las opciones son las de siempre, asignarle memoria, el tamaño en disco, etc.
Una vez creada la máquina virtual, solo restaría instalar el sistema operativo que hayamos elegido. Esto llevara menos tiempo, aunque en realidad depende de la memoria que le hayamos puesto a nuestra maquina virtual.
El funcionamiento general es similar al resto de las máquinas virtuales. Quizás una de las ventajas es que es un poco más fluida que el resto.